El ícaro

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 Por mares de esplendor navegas luces
 con blandos remos, Ícaro atrevido,
 a perderte en el sol vas, mariposa;
 mas una ola furiosa
 te despeña, encendido,
 penacho, destrozado por las nubes,
 porque al dorado océano te subes;
 y en veloz precipicio vuelves luego,
 y con alas de fuego
 pretendes en el húmedo elemento
 los vientos de cristal volar sediento;
 pero dan las espumas
 blanco sepulcro a tus flamantes plumas.