Hecho (DEIE)

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HECHO

Es generalmente el acto directo ó indirecto de la naturaleza del hombre. El hecho es en si mismo una realidad, una verdad incontestable: es lo que ha dado lugar á este principio: No se raciocina contra un hecho.

De esta definición resulta la necesidad de estudiar, de conocer Todos los actos, todos los seres, todos los productos de la naturaleza, todas las acciones de los hombres y los resultados, las combinaciones ya obtenidas por la experiencia; estas son las bases sólidas indestructibles en que debe apoyarse toda ciencia. Los hechos son la causa mas activa, mas fecunda de nuestras ideas, de su asociación y propagación; sirven para formar las imágenes, que no son mas que la representación de los seres de hecho y hacen nacer los sentimientos que son las impresiones producidas en el alma por los hechos ó los seres de hecho físicos ó morales.

En materia literaria la principal calidad de un hecho no contaste tanto en su verdad como en su verosimilitud, pues que es bien sabido que la poesía, la fábula, la novela, &c. viven particularmente por ficciones.

Lo verdadero puede, algunas veces, no ser verosímil.

La segunda, y no menos indispensable calidad de los hechos es que sean importantes, interesantes, esto es, fecundos en pensamientos, en imágenes, en sentimientos; en una palabra que sean á propósito para causar vivas impresiones á la imaginación y al corazón. Sin este interés la verosimilitud y aun la misma realidad serian inútiles: ¿Qué importa al universo la muerte de un desconocido? pero la muerte de un hombre grande, verdaderamente grande, excita el interés por muchos siglos en toda la superficie del mundo, donde ha quedado su gloria resplandeciente, y se siente su fin si es desgraciado ó trágico.

En las composiciones literarias no se deben multiplicar demasiado los hechos de la misma naturaleza, sino se quiere caer en la monotonía; defecto que es inherente á todas las obras que no tienen por elemento mas que los hechos. Esta monotonía se encuentra generalmente leyendo las obras que llevan por título Victorias y Conquistas, donde se pasa incesantemente de una batalla á otra batalla, de un sitio á otro sitio: esta reunión molesta de combates se criticó también, y con mucha razón, á Homero.

La multiplicidad de los hechos de la misma naturaleza es uno de los mejores medios de probar una verdad y de combatir un error. Estos hechos constituyen, según La Harpe, una especie de razonamiento que está al alcance de todo el mundo. De donde se deduce que cuando se quiere probar, no hay mas que citar hechos, siempre hechos, y se conseguirá convencer, con tal que otros hechos contrarios no desmientan las consecuencias que se pretende inducir en ellos. En esta parte es donde hay necesidad de buen juicio, así como de lógica para hacer prevalecer la verdad.

Cuando se escribe sobre historia, política, moral ú otra materia tan grave, se ha de cuidar de no violentar los hechos, ni doblegarlos para que puedan servir de apoyo á un sistema; por el contrario, primeramente se ha de buscar el conjunto de ellos, examinarlos, presentarlos con veracidad y buena fé, para deducir en seguida natural y lógicamente un sistema, aun cuando las consecuencias contraríen el primer tema, los primeros cálculos; en una palabra, el escritor no debe mandar á los hechos, sino conformarse en un todo con ellos. Obrando de otro modo se expone á engañarse á si y á sus lectores.

La justicia de la historia no permite tampoco que se acumulen los hechos para juzgar á una nación, á una época, ó á un grande hombre. En esto no consiste la verdad y si en la armonía y sabia apreciación del pro y el contra. Por lo general las pasiones y el espíritu departido se oponen casi siempre á la imparcialidad que debe guiar al historiador. Si se lee Goldsmith y aun Walter Scott, Napoleón fué un cobarde, un miserable.... Si se leen los escritos de la mayoría de los franceses, Napoleón tuvo algunos deslices, debilidades; pero no por esto dejó de ser el hombre mas grande de los tiempos modernos. La verdad, nada mas que la verdad, toda la verdad, he aquí lo que se exige á los hombres que toman asiento en el tribunal de la historia, como á los que fallan ante la inflexible justicia sobre la inocencia ó la culpabilidad de los hombres.



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