Historia general del Perú, o Comentarios reales de los incas (Tomo I)/Capítulo XIV

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Nota: Se respeta la ortografía original de la época

CAPÍTULO XIV.

Diferentes casamientos y diversas lenguas. Usan de veneno y de hechizos.


En las demás costumbres, como el casar y el juntarse, no fueron mejores los Indios de aquella gentilidad que en su vestir y comer; porque muchas naciones se juntaban al coito como bestias, sin conocer muger propia sino como acertaban á toparse, y otras se casaban como se les antojaba, sin exceptuar hermanas, hijas, ni madres. En otras guardaban las madres y no mas. En otras provincias era lícito y aun loable ser las mozas quan deshonestas y perdidas quisiesen, y las mas disolutas tenian mas cierto su casamiento, que el haberlo sido, se tenia entre ellos por mayor calidad; á lo menos las mozas de aquella suerte eran tenidas por hacendosas, y de las honestas decian que por flojas no las habia querido nadie. En otras provincias usaban lo contrario, que las madres guardaban las hijas con gran recato, y quando concertaban de las casar las sacaban en público, y en presencia de los parientes que se habian hallado al otorgo, con sus propias manos las defloraban mostrando a todos el testimonio de su buena guarda.

En otras provincias, corrompian la virgen que se habia de casar los parientes mas cercanos del novio y sus mayores amigos, y con esta condicion concertaban el casamiento, y así la recibia despues el marido. Pedro de Cieza, capítulo veinte y quatro, dice lo mismo. Hubo sodomitas en algunas provincias, aunque no muy al descubierto ni toda la nacion en comun, sino algunos particulares y en secreto. En algunas partes los tuviéron en sus templos, porque les persuadia el demonio que sus dioses recibian mucho contento con ellos, y harialo el traidor por quitar el velo de la vergüenza que aquellos gentiles tenian del delito, y porque lo usaran todos en publico y en comun. Tambien huvo hombres y mugeres que daban ponzoña, asi para matar con ella de presto ó de espacio, como para sacar de juicio y atontar los que querian, y para los afear en sus rostros y cuerpos, que los dexaban remendados de blanco y negro, alvarazados y tullidos de sus miembros. Cada provincia, cada nacion y, en muchas partes, cada pueblo tenia su lengua por sí, diferente de sus vecinos. Los que se entendian en un lenguage se tenian por parientes; y así eran amigos y confederados. Los que no se entendian por la variedad de las lenguas, se tenian por enemigos y contrarios, y se hacian cruel guerra hasta comerse unos á otros como si fueran brutos de diversas especies. Huvo tambien hechiceros y hechiceras; y este oficio mas ordinario lo usaban las Indias que los Indios: muchos lo exercitaban solamente para tratar con el demonio en particular, para ganar reputacion con la gente, dando y tomando respuestas de las cosas por venir, haciéndose grandes sacerdotes y sacerdotisas.

Otras mugeres lo usaron para enhechizar mas á hombres que á mugeres, ó por envidia ó por otra mal querencia, y hacian con los hechizos los mismos efectos que con el veneno. Y esto baste para lo que por ahora se puede decir de los Indios de aquella edad primera y gentilidad antigua, remitiéndome en lo que no se ha dicho tan cumplidamente como ello fue, á lo que cada uno quisiere imaginar y añadir á las cosas dichas, que por mucho que alargue su imaginacion, no llegará á imaginar quán grandes fueron las torpezas de aquella gentilidad. En fin como de gente que no tuvo otra guia ni maestro sino al demonio, y así unos fueron en su vida, costumbres, dioses y sacrificios barbarísimos, fuera de todo encarecimiento. Otros hubo simplicísimos en toda cosa, como animales mansos, y aun mas simples. Otros participaron del un estremo y del otro, como lo verémos adelante en el discurso de nuestra historia, donde en particular dirémos lo que en cada provincia y en cada nacion habia de las bestialidades arriba dichas.