La piedra cansada: cuadro sexto

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La piedra cansada
de César Vallejo
ACTO PRIMERO

ACTO PRIMERO

Cuadro Sexto



Tarde en una encrucijada de caminos, en Chokechaka. En el centro de la escena, un dolmen de piedra en forma de serpiente. En torno,arboledas. Auquis y sipacoyas celebran, presididos por Uyurqui y mama Payo, la entrada a la pubertad de Kaura. Delante del dolmen,la asistencia está sentada en dos filas, de espaldas unos a otros — por parejas — sobre dos largos bancos de madera, tapizados de yerba y dispuestos de un extremo al otro del tablado. Al fondo, detrás del dolmen, los padres de Kaura aparecen sentados en un alto y grueso tronco de árbol recién trozado y cubierto aún de hojas y ramajes. Un grupo de vírgenes, vestidas de rojo, están de pie, una al lado de cada asistente, sosteniendo, en una mano un vaso y en la otra una rama de blanco algodón en flor. Kaura, ataviada de plumas policromas y guirnaldas de flores, está de pie entre sus padres, dando frente al público. Uyurqui y mama Payo la tienen tomada por las manos.

Un coro de niños invisibles entona el cántico ritual de laquipuchika. Al terminar el canto, impera un largo y profundo siencio. Después, las vírgenes alargan los vasos a los asistentes y éstos liban ceremoniosamente. Hay una nueva pausa.


AUQUI PRIMERO: — En las quipuchikas antiguas, no se libaba esencias de cortezas, según creo. Lejanas invasiones extranjeras, procedentes del sur,introdujeron en el reino, mucho antes que su unidad fuese fundada, el licor del lunático tallo macerado. En las quipuchikas antiguas, particularmente,al celebrarse el ingreso a la pubertad de las mujeres, se bebía una chicha de maíz, fuerte y amarga. La virgen núbil solía embriagarse en el festejo y las palabras que decía en el trance de su embriaguez, servían a los padres de clave para leer su porvenir.


UYURQUI: — ¡Una práctica bárbara!


AUQUI 2: — Lo que hay de cierto es que no todos los ayllus del imperio celebran este rito de la misma manera.


VARIOS: — No. No. En efecto.


AUQUI 2: — En la región de los bosques orientales, se desnuda a la virgen y se la hace dormir, envuelta en hojas de plátano, en un calvero salvaje de los bosques. Las fieras vienen, al olor de la nueva sangre.


VARIAS SIPACOYAS: — ¡Dios del agua! ¡Torrentes! ¡Cascadas! ¡Tempestad!


AUQUI 2: — Silenciosos, los elásticos oseznos, lamen castamente sus muslos dormidas en flexión de esperanza, y los viejos jaguares se apelotonan en torno, formándole una muralla hirsuta de defensa invulnerable.


UYURQUI: — Conozco la costumbre. ¡Es formidable!


AUQUI 2: — Es raro que la virgen sea atacada por algún puma famélico o en celo o sea abandonada por su guardia felina: que una herida de hombreo de animal en la fibra recién florecida, anuncia esterilidad o muerte prenupcial.


AUQUI 3: — En ciertos ayllus porus, la virgen vierte en la cabeza de su padre un aríbalo de zumo de lima verde, trasegado en dos tazas de basalto. No debe hacerse "sebo" la cabeza. La más leve oleosidad en el cabello anuncia matrimonio fatal, sin descendencia.


SIPACOYA PRIMERA: — Entre los watallas y los maulas, los votos no se elevan el día de la pubertad, sino el día de las nupcias.


SIPACOYA 2: — Los ayllus cazadores de las cordilleras del norte atribuyen presagio de adulterio el graznido de un búho, el día de la pubertad de unamujer.


UYURQUI: — A este propósito, el simbolismo del transeúnte de estamadrugada no deja de embargar mi curiosidad.


MAMA PAYO: — Una visión extraña. Eso me inquieta.


UYURQUI: — Yo sé, naturalmente, que si el desconocido iba llorando,sería ello motivo de inquietud por la virgen. Si cantaba, ya es otra cosa...


MAMA PAYO, a Kau, tiernamente: — ¿Astilla de su tronco, qué será?


UYURQUI: — ¿Era acaso un pastor de los rebaños sagrados, que buscaba una alpaca extraviada? (La asistencia, en un solo movimiento, demuestra su incertidumbre, alzándose de hombros) ¿Era un chasqui cansado, que, acuestas con la carga de algún triste mensaje, se detenía a orientarse a la luz del amanecer? (La asistencia se alza de hombros) Dormía o soñaba. De repente, la voz de un canto extraño —digamos que era un canto— estremecióme. Me asomé a la ventana. El resplandor del alba despuntaba, y una sombra indecisa estaba pegada al muro del camino... Llamé. ¿Quién eres tú — dije —que de tal manera cantas o lloras en la penumbra del alba?


AUQUI 4: — ¡No se sabe si cantaba! ¡No se sabe si lloraba!


AUQUI 3: — ¿Aún era la noche? ¿Era ya el día?


MAMA PAYO: — Era entre cielo y cielo. ¿Cómo precisar?


AUQUI 5: — ¿Quién era, en fin? ¿Lo dijo?


UYURQUI: — He consultado al oráculo; lo ignora. ¿Era, acaso, un centinela del palacio imperial vecino, que soñaba, al despuntar el día sobre el valle,con la comunidad natal y distante, de donde partiera, una tarde, uncido a los ejércitos del sol?... (La asistencia se alza de hombros, sumida en la mayor incertidumbre) Volvió a cantar... o a llorar; volví a llamar...¡Dime, al menas — le dije — dime si es que cantas o lloras!...


SIPACOYA 3: — ¡Atroz incertidumbre: no se sabe si cantaba; no se sabe silloraba!...


SIPACOYA 4: — Fue tal vez un mitimae fugitivo, que habiendo sufrido el tormento de las leyes...


UYURQUI, interrumpiendo: — Y antes que viniese el día y se fuese la noche, fue él, el misterioso. Yo le dije entonces, poseído de repentino e inexplicable malestar: ¡Aléjate! ¡Es mejor! Ya está clareando el día. ¡El sol puede enfadarse a tu vista, y del lugar manchado por tus plantas brotaríanmalas yerbas, a cuyo aliento se pudrirían las murallas del Cuzco, se formarían pantanos en el reino, morirían los coraquenques, se secaría el Huatanay, arderían los sembríos, la roña devoraría los graneros y, en los futuros chacus, en vez de las alpacas del Inti, vendrían cóndores negros, portando en sus garras el caos y las tinieblas!... ¡Aléjate de prisa! Tu voz — llanto o canción — es venenosa como la sangre de los niños abortados... (Un gran silencio sigue a las palabras de Uyurqui)


AUQUI 6: — Nadie llora cantando. Nadie canta llorando. Debió, pura y simplemente, ser un canto.


TODOS, levantando sus vasos en un brindis: — ¡Un canto! ¡Un canto! ¡Uncanto! ¡Por la virgen! ¡Por sus nupcias! ¡Por su prole! (Beben)


AUQUI 7, el más viejo de los asistentes, de pie, sacerdotal, en un encantamiento: — ¡Himno a la sangre!...


TODOS, de pie, en coro: — ¡Viracocha, principio de los gérmenes!


AUQUI 7: — ¡Que los maridos engendren ayllus sanos, vigorosos; que las mujeres paran reinos organizados, florecientes!


TODOS: — ¡Viracocha, principio de los testes y los vientres!


AUQUI 7: — ¡Que los vástagos crezcan, respiren, trabajen, piensen, amen, procreen y perezcan!


TODOS: — ¡Viracocha, principio de la cabeza del cuerpo, fin de los pies del alma!(Pausa de unción profunda. Kaura avanza, ágil, sonriente y se coloca delante del dolmen, siempre frente al público. El auqui del encantamiento se aproxima a ella y, poniendo las manos sobre la cabeza de la ñusta —ambos inclinados mirando al suelo— hace una invocación en alta voz al dolmen. La asistencia escucha, de pie,mirando al monolito)


AUQUI 7:— ¡Guijarro tutelar, padre del polvo, abuelo de la piedra, dios del hogar! ¡Esta es la nueva virgen que te ofrece la Pareja!(Corto silencio)¿Es su signo un lucero de la mañana, un gran río tranquilo, una espiga, un mamífero?... ¿Dónde pondrá la sien en su cansancio? ¿Dónde hallará la ruta en su breñal? ¿Dónde, para su entraña, el hijo de los hijos?... (Corto silencio. Un auqui y una sipacoya se toman de la mano y, haciendo un arco de ellas, vanse por el foro, ella de espaldas al dolmen, él con los ojos filos en la piedra; desaparecen en la arboleda)


PRIMERA VOZ DE HOMBRE, invisible: — ¡Yo te daré, núbil doncella, la puerta de tu casa!


PRIMERA VOZ DE MUJER, invisible: — ¡No la abras ni la cierres: entórnala, mujer! (Vase la pareja de la misma manera que la anterior)


SEGUNDA VOZ DE HOMBRE, invisible: — ¡Yo te daré una lámpara de arcilla!


SEGUNDA VOZ DE MUJER, invisible: — ¡Enciéndela a los ojos de los otros; apágala a los de tu amado! (Otra pareja)


TERCERA VOZ DE HOMBRE, invisible: — ¡Yo admiraré la salud y hermosura de tus vástagos!


TERCERA VOZ DE MUJER, es un sollozo. (Sobresalto y emoción en los personajes que quedan en la escena. El auqui del encantamiento levanta los ojos. Todos miran en torno con gran ansiedad. Un rumor de viento viene de la arboleda, crece, retumba)


AUQUI 7: — ¡El viento! ¡El signo de la virgen es el viento! (Vuelven dela arboleda las parejas y todos empiezan a bailar y a cantar. Se paran. El auqui 7 exclama) ¡Cae la noche! ¡Acechan las malas sombras!¡Danzad! ¡Cantad! ¡Alejadlas con ruido y movimiento! (Poco a poco las parejas se dispersan y desaparecen de la escena, donde no queda, al fin, más que Kaura, en la creciente oscuridad de la noche. Inmóvil, junto al dolmen, ella sonríe)


KAURA: — Yo también, he oído, al amanecer, cantar o llorar al que pasó... No fue una visión... (Ocultando el rostro y destrozando algunas hojas de las que la adornan) El padre se pregunta si era canto o era lloro, pero sé yo que era un canto que lloraba y un llanto Que cantaba, voz arrobadora que ha dejado en mis oídos un rastro inefable...


MAMA PAYO, apareciendo por el foro: — No es bueno, criatura, quedarse sola con el dolmen este día. Las almas de los antepasados cruzan bajo la tierra tutelar, imperceptibles, de puntillas, y si los seres que amaron mucho en este mundo exhalan en torno de la virgen núbil perfumes bienhechores, los hay, aquellos que habitó el odio en la tierra, que la asedian con hechizos infernales. Ven... Vámonos... Prudencia, criatura... (Mama Payo la toma del brazo y las dos se van por el foro. Pausa... Angustiado, aparece Tolpor, ¿en busca de Kaura? Escucha, torna,espera; y otra vez torna, escucha... Silencio y sólo silencio... Caviloso,triste, lento, se aleja, desaparece)



TELÓN