La rosa

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 De un sacro pie de nieve,
 experiencia de nácar, esta rosa,
 respuesta de coral al golpe aleve
 de espina rigorosa,
 de lanceta sacrílega atrevida
 que al derramar rubí la vena rota
 se confesó por flor la menor gota;
 cuya beldad florida
 reina es del prado coronada de oro,
 y por la majestad, por el decoro,
 la lechuguilla abierta de rubíes,
 y de sus armas puesto el verdugado
 hermosa Venus enamora el prado,
 y sin que cuenten su beldad las horas
 vive siempre inmortal siglos de Auroras.
 De noche, flor de luz al cielo bella;
 de día, al prado nacarada estrella.