Las tres musas últimas castellanas 085

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Lamentaciones sobre la persecución que padece la cristiandad de los herejes del Aquilón, conducidos por el Rey de Suecia

(Las tres musas últimas castellanas)

de Francisco de Quevedo


Los ojos, Hieremías, con que leo
tus altas y sagradas profecías,
el llanto me los vuelve, Hieremías,
pues hoy la olla que miraste veo.


Hierve la fama, y, en volumen feo,
el humo que consume nuestros días
ciega, y del Aquilón las herejías
nos acerca por áspero rodeo.


Del Aquilón a todos se reparte
el mal; díjolo Dios; así sucede:
no vale contra el cielo fuerza o arte.


Y si a Dios por nosotros no intercede
su clemencia, en el llanto acompañarte,
sobre sí propio, nuestro siglo puede.