Libro de Buen Amor: 045
De cómo doña Endrina fue a casa de la vieja, e el arçipreste acabó lo que quiso
Después fue de Santiago otro día seguiente,
a hora de medio día, quando yanta la gente,
vino doña Endrina con la mi vieja sabiente,
entró con ella en su tienda bien sosegamente.
Como lo mi vejesuela me avía aperçebido,
non me detove mucho, para allá fui luego ido;
fallé la puerta çerrada, mas la vieja bien me vido:
«¡Yuy!» dis', «¿qué es aquello, que fas' aquel roído;
es omen o es viento? Creo que es omen, non miento,
vedes, vedes, cómo otea el pecado carboniento:
es aquél, non es aquél e me semeja, yo lo siento
a la fe, aquél es don Melón, yo lo conosco, yo lo viento.
Aquélla es la su casa, e su ojo de becerro,
catat, catat, cómo asecha, barrúntanos como perro,
allí rabiaría agora que non puede tirar el fierro.
Mas quebrantaría las puertas, menéalas como çencerro.
Cierto, aquí quiere entrar; mas ¿por qué yo non le fablo?
don Melón, tiradvos dende ¿tróxovos y el diablo?
Non queblantedes mis puertas, que del abad de Sant Pablo
las ove ganado, non posistes ay un clavo.
Yo vos abriré la puerta, esperat, non la quebredes,
et con bien e con sosiego desid si algo queredes,
luego vos id de mi puerta, non vos alhaonedes,
entrad mucho en buena hora, yo veré lo que faredes.»
¡Señora doña Endrina, vos, la mi enamorada!
Vieja ¿por eso teníades a mí la puerta çerrada?
Tan buen día es hoy este que fallé a tal çelada,
Dios et mi buena ventura me la tovieron guardada.
............................................................
Quando yo salí de casa, pues que veíades las redes,
¿por qué fincábades con él sola entre estas paredes?
A mí non rebtedes, fija, que vos lo meresçedes,
el mejor cobro que tenedes, vuestro mal que lo calledes.
Menos de mal será que esto poco çeledes,
que non que vos descobrades, et ansí vos pregonedes,
casamiento que vos venga por esto non lo perderedes,
mejor me paresçe esto que non que vos enfamedes.
Et pues que vos desides, que es el daño fecho,
defiéndavos et ayúdevos a tuerto e derecho,
fija, a daño fecho aved ruego, et pecho,
callad, guardat la fama, non salga de so techo.
Si non parlase la picaza más que la codornís,
non la colgarían en la plaza, nin reirían de lo que dis';
castigadvos, amiga, de otra tal contraís,
que todos los omes fasen como don Melón Ortís.»
Doña Endrina le dixo: «¡Ay, viejas tan perdidas!
a las mugeres traedes engañadas, vendidas;
ayer mil cobros me dabas, mil artes, mil salidas,
hoy, que só escarnida, todas me son fallidas.»
Si las aves lo podiesen bien saber et entender,
quántos lazos los paran, non las podrían prender
quando el laso ven, ya las lievan a vender,
mueren por el poco çebo, non se pueden defender,
si los peçes de las aguas, quando ven el ansuelo,
ya el pescador los tiene, et los trae por el suelo;
la muger ve su daño quando ya finca con duelo,
non la quieren los parientes, padre, madre, nin abuelo.
El que la ha desonrada, déxala, non la mantiene,
vase perder por el mundo, pues otro cobro non tiene,
pierde el cuerpo e el alma, a muchos esto aviene;
pues otro cobro non he, así faser me conviene.
Está en los antiguos seso e sabiençia,
es en el mucho tiempo el saber e la çiençia,
la mi vieja maestra hobo ya conçiençia,
et dio en este pleyto una buena sentençia.
El cuerdo gravemente non se debe quejar,
quando el quejamiento non le puede pro tornar;
lo que nunca se puede reparar nin emendar,
débelo cuerdamente sofrir e endurar.
A las grandes dolençias, a las desaventuras,
a los acaesçimientos, a los yerros de locuras,
debe buscar consejo, melesinas, e curas:
el sabidor se prueba en coytas e en presuras.
La ira, la discordia a los amigos mal fas',
pone sospechas malas en el cuerpo do yas',
habed entre vos ambos concordia e pas,
el pesar et la saña tornadlo en buen solás.
Pues que por mí, desides, que el daño es venido,
por mí quiero que sea el vuestro bien habido:
vos sed muger suya, e él vuestro marido,
todo vuestro deseo es bien por mí complido.»
Doña Endrina e don Melón en uno casados son,
alégranse las compañas en las bodas con raçón,
si villanías he dicho, haya de vos perdón,
que lo feo del estoria dis' Pánfilo e Nasón.