Los intereses creados: Acto I, Cuadro segundo, Escena II

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Los intereses creados
Acto I: Cuadro segundo, Escena II
de Jacinto Benavente

COLOMBINA. Después CRISPÍN, que sale por la segunda derecha.
COLOMBINA.-(Dirigiéndose a la Segunda,derecha y llamando)¡Ar- lequín!¡Arlequín!(Al ver salir a Crispín). ¡No es el!
CRISPÍN.-No temáis, hermosa Colombina,amada del más soberano ingenio,que por ser raro poeta en todo,no quiso extremar en sus versos las ponderaciones de vuestra belleza. Si de lo vivo a lo pintado fue Siempre diderencia,es toda en esta Ocasión ventaja de lo vivo,¡con ser Tal la pintura!
COLOMBINA.-Y vos ¿sois también poeta, o sólo cortesano y lisonjero?
CRISPÍN.-Soy el mejor amigo de vuestro enamorado Arlequín, aunque sólo de hoy le conozco, pero tales pruebas tuvo de mi amistad en tan corto tiempo. Mi mayor deseo fue el de saludaros, y el señor Arlequín no anduviera tan discreto en complacerme a no fiar tanto de mi amistad, que sin ella fuera ponerme a riesgo de amaros sólo con haberme puesto en ocasión de veros.
COLOMBINA.-El señor Arlequín fiaba tanto en el amor que le tengo como en la amistad que le tenéis. No pongáis todo el mérito de vuestra parte, que es tan necia presunción perdonar la vida a los hombres como el corazón a las mujeres.
CRISPÍN.-Ahora advierto que no sois tan peligrosa al que os ve como al que llega a escucharos.
COLOMBINA.-Permitid; pero antes de la fiesta preparada para esta noche he de hablar con el señor Arlequín y...
CRISPÍN.-No es preciso. A eso vine, enviado de su parte y de parte de mi señor, que os besa las manos.
COLOMBINA .-¿Y quién es vuestro señor, si puede saberse?
CRISPÍN.-El más noble caballero, el más poderoso. . . Permitid que por ahora calle su nombre; pronto habréis de conocerle. Mi señor desea saludar a doña Sirena y asistir a su fiesta esta noche
COLOMBINA.-¡La fiesta! ¿No sabéis..?
CRISPÍN.-Lo sé. Mi deber es averiguarlo todo. Sé que hubo inconvenientes que pudieron estorbarla; pero no habrá ninguno, todo está prevenido.
COLOMBINA .-¿Cómo sabéis.. .?
CRISPÍN.-Yo os aseguro que no faltará nada. Suntuoso agasajo, luminarias y fuegos de artificio, músicos y cantores. Será la más lucida fiesta del mundo...
COLOMBINA .-¿Sois algún encantador, por ventura?.
CRISPÍN.-Ya me iréis conociendo. Sólo os diré que por algo juntó hoy el destino a gente de tan buen entendimiento, incapaz de malograrlo con vanos escrúpulos. Mi señor sabe que esta noche asistirá a la fiesta el señor Polichinela, con su hija única, la hermosa Silvia, el mejor partido de esta ciudad. Mi señor ha de enamorarla, mi señor ha de casarse con ella y mi señor sabrá pagar como corresponde los buenos oficios de doña Sirena y los vuestros también si os prestáis a favorecerle..
COLOMBINA.-No andáis con rodeos Debiera ofenderme vuestro atrevimiento..
CRlSPÍN.-El tiempo apremia y no me dio lugar a ser comedido..
COLOMBINA.-Si ha de juzgarse del amo por el criado....
CRISPÍN.-No temáis. A mi ama le hallaréis el más cortés y atento caballero, Mi desvergüenza le permite a él mostrarse vergonzoso. Duras necesidades de la vida pueden obligar al más noble caballero a empleos de rufián, como a la más noble dama a bajos oficios, y esta mezcla de ruindad y nobleza en un mismo sujeto desluce con el mundo. Habilidad es mostrar separado en dos sujetos lo que suele andar junto en uno solo. Mi señor y yo, con ser uno mismo, somos cada uno una parte del otro. ¡Si así fuera siempre! Todos llevamos en nosotros un gran señor de altivos pensamientos, capaz de todo lo grande y de todo lo bello. . . Y a su lado, el servidor humilde, el de las ruines obras, el que ha de emplearse en las bajas acciones a que obliga la vida... Todo el arte está en separarlos de tal modo que cuando caemos en alguna bajeza podamos decir siempre; no fue mía, no fui yo, fue mi criado. En la mayor miseria de nuestra vida siempre hay algo en nosotros que quiere sentirse superior a nosotros mismos. Nos despreciaríamos demasiado si no creyésemos valer más que nuestra vida. . . Ya sabéis quién es mi señor: el de los altivos pensamientos, el de los bellos sueños. Ya sabéis quién soy yo: el de los ruines empleos, el que siempre muy bajo, rastrea y socava entre toda mentira y toda indignidad y toda miseria Sólo hay algo en mí que me redime y me eleva a mis propios ojos. Esta lealtad de mi servidumbre esta lealtad que se humìlla y se arrastra para que otro pueda volar y pueda ser siempre el señor de los altivos pensamientos,el de los bellos sueños. (Se oye música dentro.).
COLOMBINA.-¿Qué música es esa?.
CRISPÍN-La que mi señor trae a la fiesta, con todos sus pajes y todos sus criados y toda una corte de poetas y cantores presididos por el señor Arlequín, y toda una legión de soldados,con el Capitán al frente, escoltándole con antorchas...
COLOMBINA .--¿Quién es vuestro señor, que tanto puede? Corro a prevenir a mi señora....
CRISPÍN.-No es preciso. Ella acude.

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