Memorias de apariencias/Las pruebas del segundo Adán

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Memoria de las apariencias que se han de hacer en los carros para la representación de las fiestas del Santísimo Sacramento este presente año de 1662 primeramente para el auto intitulado


Pruebas del segundo Adán.


El primer carro ha de ser en su primer cuerpo un bosque, cuyos países han de estar adornados de árboles, fuentes y animales, y en el segundo cuerpo ha de tener un pavón real tan grande que ocupe todo su diámetro, lo más bien imitado que se pueda en plumas y colores. La cabeza ha de estar coronada de tres airones, levantada, y la cola recogida hasta que a su tiempo en un abanico haga la rueda pintada toda de ojos. Hase de abrir el pecho en dos mitades y verse dentro un león de pasta, que también en dos mitades se ha de abrir, capaz de que pueda verse un niño dentro.

El segundo carro ha de ser una fábrica de real arquitectura, la cual ha de tener una escalera fija por donde se pueda subir y bajar desde el tablado hasta el segundo cuerpo, cuya fachada ha de tener una puerta engoznada de suerte que quien suba a entrar por ella pueda abrirla y cerrarla con facilidad y presteza. Esta fachada, y sus costados, se ha de abrir y verse dentro un dosel con dos sillas lo más majestuoso que se pueda.

El tercer carro ha de ser un peñasco hermosamente pintado de flores, y abriéndose a su tiempo se ha de ver dentro dél un árbol, de recortado, cuyas hojas han de ser cálices y hostias y entre ellas los atributos de Nuestra Señora, de recortado como el pozo, la fuente, etc., y en lo último de la copa una imagen de la Concepción. Todo esto ha de subir en elevación lo más que pueda con una persona que ha de estar echada en una tarimilla al pie del tronco.

El tercer (debe decir cuarto) carro ha de ser correspondiente al primero, con esta diferencia, que su pintura en el primer cuerpo han de ser nubes y pájaros, representando esfera de aire y cielo; el ave que ha de ocupar la circunferencia de todo el segundo cuerpo ha de ser un pelícano en su nido y al rededor algunos polluelos como sustentándose de la sangre del pecho herido de su pico. Hase de abrir como el pavón en dos mitades, y verse dentro un cordero, y dentro del cordero otro niño. Adviértase que estos carros han de tener todos sus escutillones por de dentro para que puedan subir las personas que han de servir en las apariencias. Don Pedro Calderón de la Barca.

El carro que dije que ha de ser árbol con los atributos de Nuestra Señora y la imagen de Concepción en el remate, porque no haya dos árboles, será mejor que sea una pirámide que por adorno de las 4 esquinas tenga de cortado unos ángeles con las tarjetas de los mismos atributos, y si la imagen, habiendo de subir en elevación todo lo que pueda, puede ser una niña viva, será mejor. Esto se mude si a vuestras mercedes parece.