XXVII ACTAS DEL CABILDO DE BUENOS AIRES
zó á levantarse donde hoy tiene su casa el gobier- no nacional, un recinto fortificado con gruesas ta- pias de tierra, fosos y artillería sacada de tres ca- ravelas inutilizadas en el Riachuelo, y que por eso sele llamó EL FUERTE hasta ahora muy poco. En el centro del Fuerte se fabricó la casa Ó palacio de los gobernadores, conocida y llamada con el mis- mo nombre de el Fuerte en su carácter de oficina ó despacho administrativo.
En 1608 gobernando Hernando Arias de Saa- vedra se hizo la mensura del egido de la ciudad que practicaron con inspeccion del gobernador y de una comision del Cabildo los pilotos Francisco Ber- nal y Martin de Rodrigo; y como por todo este in- cremento de vida social y administrativa se acrecie- ra también la importancia de las cuentas y antece- dentes del Cabildo, se mandó formar archivo orde- nado de todo, y que se guardase bajo tres cerradu- ras de una sola llave, encargada cada una de ellas al cuidado del Lugar-teniente y Justicia Mayor, del Alcalde de primer voto y del Escribano.
La Inquisicion apareció tambien por estas orillas al lado de todos los demas resortes de gobierno que poco á poco comenzaban á operar. Pero en un pue- blo sin fárrago oficial ni fausto, compuesto de vul- gares trabajadores y traficantes en cuyas cabezas no fructificaban ideas, ni había para qué fruetifica- sen, el Santo Oficio, con su dos Ó tres empleados, era asunto de renta; y do tan ínfima renta que no le convenía estipendiar espiones y verdugos de he- regía. Cuando esto vino, el mónstruo ya no tenía fuerzas para clavar sus uñas, :
El Cabildo de Buenos Aires trajo de España con sus primeros miembros, da tendencia á la regla-
