que el Congreso Eucarístico Internacional, que pronto se celebrará en Cartago[a], además de honrar a Cristo, escondido bajo las especies eucarísticas, redunde también en honor a Agustín. De hecho, como el Congreso se realiza en aquella ciudad, en la que en otro tiempo nuestro santo Doctor derrotó a los herejes y fortaleció a los cristianos en la fe; en esa África latina cuyas antiguas glorias nunca podrán ser olvidadas en ninguna época, y mucho menos la gloria de haber dado a la Iglesia esta espléndida luz de sabiduría; no lejos de Hipona, que tuvo la feliz suerte de disfrutar durante tanto tiempo de su ejemplo de virtud y cuidado pastoral, ciertamente no puede suceder que la memoria del santo Doctor y su doctrina en torno al augusto Sacramento del Altar -que hemos omitido aquí por ser ya bien conocido por muchos en la liturgia de la Iglesia- no estén presentes tano en la mente como, de hecho, ante los ojos de todos los congresistas. Por último, exhortamos a todos los fieles cristianos, y principalmente a los que se reunirán en Cartago, a invocar la intercesión de Agustín con bondad divina, para que conceda días más felices a la Iglesia en el futuro, y que los que viven en aquellas inmensas regiones de África, indígenas y extranjeros o aún privados de la verdad católica o disidentes de Nosotros, acojan la luz de la doctrina evangélica que les traen nuestros misioneros, y se apresuren a refugiarse en el seno de la Iglesia, Madre amorosa.
Dado en Roma junto a San Pedro, el día 20 de abril, fiesta de la Pascua de la Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, el año 1930, noveno de Nuestro Pontificado.
Notas
- ↑ El XXX Congreso Eucarístico Internacional se celebró en Cartago, del 7 al 11 de mayo de 1930.