carcajada que miéntras resonaba en el espacio él oiria al despertar de mañana el agua del torrente á cuyo pié leyó y se inspiró con la «Jerusalen libertada,» y el canto de los gorriones y golondrinos posados en la cornisa de su ventana.
Pero Maria, llena de sin par resignacion, dió una doliente mirada á aquellos bosques y prados, y volviendo los ojos á su adorable hermana Elena, hizo el siguiente bellísimo romance que vió la luz en el periódico «La Prensa,» y mas tarde lo imprimió en el «Libro de los amores» D. José Fornaris, por hallarse intimamente relacionado con muchas de las composiciones de dicho libro.
Admite en este romance
En vez de versos el alma,
Y un suspiro y un recuerdo
Y mi adios á la Macagua.
Adios dulce como triste,
Cual toda dicha pasada;
Adios triste, porque entónces
Me despedí como ingrata;
Adios dulce, porque enjugas
Tú mis lágrimas amargas.
Es de noche.— Entre las sombras
Triste el pensamiento vaga
En dulces melancolias
Y en ilusiones doradas.
La hermosa luna aparece
En trono de nubes blancas,
Y allá á lo lejos se oculta
Entre las nubes opacas.
La brisa murmuradora