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Aquella noche dormí satisfecho de haber dado á esa pobre que quizá moriria al dia siguiente, lo que nadie se hubiera atrevido á darle, lo que vale tan poco y lo que una perdida prefiere sin embargo al dinero. Es una de mis mejores limosnas aquel beso nocturno, en una calleja sombría, á una criatura huérfana de afectos y de amores! . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
1893.