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ta cordial que reanima mis abatimientos e infunde á mi alma. nuevas fuerzas para continuar mi callo de amargura, suplicio ¡»mundo por la muerte, preciso, fatal desenlace del drama de la vida.

Despierto o dormido, ya el Sol con su fuego matice los espacios, bien la luna bañe con en blanca luz el firmamento; ora el denso crespon de oscura noche envuelve con sus negras sombras el universo, mi benéfica estrella luce brillante, esplendorosa; refulgente y penetrando las densas paredes de mi habitacion se fija en mis ojos aún cerrados y vibra siempre en mis pupilas para enviar al alma sus dulces destellos.

Angel de imperecederos consuelos, creo ver en tu inestinguible luz la imágen del ser querido que toma activa parte en esta existencia que guia y conduce evitandola amorosa los escollos, endulzando solícita sus dolores y prestando diligente, cual tierna madre, sus cuidados al espíritu desolado en su azarosa ruta.

Cuando el cenagoso oleaje de las pasiones se subleva, cuando la soberbia ofusca la razon hasta humillarla, cuando el letal veneno de los desordenados apatitos perturba nuestro ser arrojándolo en las convulsiones afrentosas del vicio, cuando el bien velado por el violento delirio de impetus desgarradores impotentes á dominarlos, cuando el corazon ulceredo por el desengaño nos estimula á inclinaciones perversas, cuando la gangrena de la carne en su corrosiva glotonería intenta corrompernos, cuando las sacudidas ásperas del vicio nos violontan al mal, cuando un eco rencoroso repelente en nuestro corazon para enconarnos en la agena desdicha, cuando el enojo se apodera de nuestro macilento espíritu; volvamos la mirada al firmamento, busquemos nuestra radiosa y vigilante estrella, imágen del ser idolatrado que nos tutela y su amorosa luz estinguirá dolores mortales, pasiones denigrantes apetitos vergonzosos, inclinaciones perversas, deseos torpes, hastíos y tedios indignos.

Ese punto que centellea en el fondo azul de los cielos y que atrae al alma sentimientos suaves, apartando del corazon la escoria de nuestros negros efectos, es la madre cariñosa, la esposa amante, el amigo tierno, todo aquel ser querido, lazo terrenal nunca ni aun en la muerte roto, hay en las etéreas mansiones vigilante afectuoso de nuestros actos, alivio ignorado en nuestras aflicciones, consejero jamás visto pero presente siempre en nuestras dudas y vacilaciones, cuando con verdadera fé desde el fondo de los corazones le buscamos y a su amparo nos acogemos.

Faro celestial de mi peregrinacion, sol de mi lóbrega existencia, manantial de purísimos consuelos, estrella bienhechora, yo te saludo.

E. Ruiz.


CONTEMPLAD A JESUS.

.—.

He aqui la frase que sin cesar oímos á todos los que pretenden predicar y enseñar el Evangelio. Contemplad á Jesus, nos dicen sin coser todos aquellos que se creen discípulos del Cristo. ¿1 cómo hongos de contemplado sino nos enseñan el modo de hacerlo? No hasta dar consejos nf) ¡msm Palabra»s que despues de todo desgrn:cmdmente se olvidan. Son necesarios los hechos; ca sobre todo de alta importancia que los que aquellas palabras dicen sepan contemplar ú Jesús.

Sobre este particular vengo á daros una enseñanza.

No habeis de ver en Jesús el Gólgota; su gloria ca la que debeis contemplar. No el martirio que entristece el alma, sino su infinita sabiduria y bondad habeis de ver, porque el martirio nada enseñe; sus sufrimientos nada nos dicen, puesto que han existido espíritus que han sufrido tanto como ¡fl y en peores condiciones. Contemplad a Jesús por sus máximas, por su bondad, por su