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table; un hombre lleno de probidad y de experiencia; y yo no soy otra cosa que un joven que comienza la vida; sin embargo, yo le hablo á usted con la lealtad que uso siempre con aquellos que la merecen: haga usted lo posible por que se firme esa escritura; pero, si encuentra usted resistencia, no llevo adelante este negocio: hágase usted cargo que ha perdido aquella cantidad en aquella especulación.

1 Pero, qué resistencia puede haber?

—No pregunte usted eso, señor González. Reciocinemos sobre los hechos, y no preguntemos si deben ó no suceder; bástenos saber que suceden.

¿Cree usted que un cuñado de Rosas se deje.demandar impunemente? ¿No tiene usted en cuenta para nada el orgullo de los hombres, nunca más resentido que cuando les hieren en su altanería?

—Conque entonces, si le quitan á uno...

—Y bien, señor González; ¿usted quiere decir que si le quitan á uno lo suyo, uno tiene el derecho de quejarse?

—Claro estú.

—Pues no, señor, no está claro, sino muy obscuro. Por ejemplo, pongámoros en el caso de que el general Mansilia no le hipoteca á usted la casa.

Pero si ya ha recibido las quinientas onzas.

—Bien, bien, señor González, pero pongámonos en ese caso.

En el de que no me extienda la escritura?

—Justamente.

—En ese caso habría...

—En ese caso habría cometido una mala acción, ¿no es eso?

—Hombre...

—Sí, eso es lo que quiso usted decir... ¿Pero AMALIA 18. TOMO 1