Página:Amalia - Tomo I (1909).pdf/311

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
— 307 —

Creo que ésta es la primera vez que tengo el honor de ver á usted. ¿Acaso ha llegado usted de Montevideo?

—No, señora, resido en Buenos Aires hace algún tiempo.

—¡Algún tiernpo! Entonces no es usted de Buenos Aires ?

—No, señora, soy tucumana.

—Ah! Bien me lo decía yo, ¡era imposible que usted no hubiera llamado la atención, si fuera usted mi compatriota!

—Sin embargo, creo que tengo el honor de ser compatriota de usted, señora.

—Sí, sí; en cuanto á argentina; quiero decir de Buenos Aires.

—Es cierto, soy provinciana, como nos llaman aquí—dijo Amalia, con una sonrisa tan amable, que acabó de seducir á la buena señora, que desde ese momento conoció que tenía por interlocutora á una persona de espíritu y de clase.

—Conozco mucho—le dijo,—á la madre de Florencia. ¿Acaso será usted parienta de ella?

—No, señora. Tengo el honor de ser su amiga solamente; me llamo Amalia Sáenz de Olabarrieta—dijo Amalia, anticipándose á satisfacer la curiosidad de su compañera, en quien ya había descubierto la propensión de hablar y preguntar, que nunca es más común que en los bailes entre ciertas señoras que ya han perdido la esperanza de danzar en ellos.

Ah!

es usted la señora viuda de Olabarrieta? Tengo mucho gusto en conocer á usted. He ofdo su nombre muchas veces; y por cierto que en cuanto le oído, no hay nada de exagerado.

—Yo creía, señora, que en Buenos Aires ha.