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.67 —Me alegro mucho que lo sepas y que no lo olvides jamás. Para merecer mi confianza y mi generosidad, se necesita no tener boca, ó tener una cabeza de hierro para libertarse de un momento de mal humor, debido á alguna indiscreción.

—No hay cuidado, señor.

— —Bien; véte ahora.

Y Daniel cerró la puerta de su aposento que daba al patio, á las tres y cuarto de la mañana, de esa noche en que su espíritu y su cuerpo habían trabajado más que algunos otros hombres de gran nombre en el espacio de algunos años.

IV

LA HORA DE COMER

A la vez que ocurrían los sucesos que se acaban de conocer, en la noche del 4 de mayo, otros de mayor importancia tenían lugar en una célebre casa de la calle del Restaurador. Pero, para su más completa inteligencia, es necesario hacer revivir en la memoria del lector el cuadro político que representaba la República en esos momentos.

Era la época de crisis para la dictadura del general Rosas; y de ella debía bajar á su tumba, ó levantarse más robusta y sanguinaria que nunca, según fuese el desenlace futuro de los acontecimientos.

De tres fuentes surgían los peligros que rodeaban & Rosas: de la guerra civil, de la guerra oriental, de la cuestión francesa.