— Pero tú me lo presentaste como un jóven de mérito; aún mas, antes de llevarme á esa comida, me ofreciste presentármelo, diciéndome que era uno de los buenos poetas del país.
— Lo hice para ver si podrias conocerle en una noche.
— Sabes que me parece que tratas de engañarme?
— Yo! ....
— Sí, tú. Algun móvil te ha impulsado á hacer lo que has hecho. Eso no se me oculta. ¿Cuál es ese móvil? Dímelo.
— Vaya! Estás loco, ó te ha embriagado el vino bebido por los demás. Adios.
Y Armando se fué, cortando así en su principio la conversacion.
Ernesto se quedó mirándole largo rato, mientras murmuraba para sí:
— No sé porqué me parece que no eres lo que yo creía. Aquello de la noticia del diario, que he sabido por casualidad, parece asegurarlo. En fin, allá veremos!