Comenzó á pasearse á grandes pasos por su habitacion.
— Veamos. Creo que no me alcanza el dinero, dijo al cabo de un rato. Tengo que permanecer quince dias sin ver á nadie y necesito algunos nacionales.
Registró su escritorio, y halló en él cerca de cuatrocientos pesos.
— Es demasiado, prosiguió. No creia tener tanto. Diez mil pesos de la antigua moneda, poco mas ó menos.... soy casi millonario.
Despues de un instante de silencio:
— Es verdad que anoche gané, dijo. Estaba de suerte. El pobre vate ha sido muy desgraciado. Bah! Se consolará con las musas y le robará versos á Quevedo, como la otra vez!. ...
Media hora despues se presentó Lindoro.
— Con que estás de viaje! exclamó al entrar.
— Sí; tengo que hablar con un hombre político del Rosario que trata de fundar un periódico y quiere nombrarme director; partiré mañana en el Tridente.
— Y me dejas...