destino, y desapareció de Tebas para ocultar su desdicha á los mortales, Antígona, olvidándose de todo, dejando amor y patria y familia, salió en su busca. No tardó en encontrar á su padre, y desde entonces fué su guia, no separándose de su lado un solo momento.
— A qué viene eso?
— Manuela es la nueva Antígona. No pensará en amar, mientras don Miguel necesite de su brazo.
— Ah!....
— Qué! Vas á llorar? Ten esperanza, hombre, no te amilanes. Mereces su cariño y ella te lo dará tarde ó temprano, pero por ahora no te ilusiones. La niña no ha pensado en tí.
Ernesto hizo una transicion.
— Cómo lo sabes? preguntó con ira.
— Dispénsame si no te contesto. Estás muy agitado. Todo te lo diré cuando te calmes.
— Ya estoy tranquilo!
— Pues, hablé de tí, y ella dió muestras de la mayor indiferencia. Llegué hasta decir que estabas enamorado de otra, pero ni un movimiento, ni una exclamacion, ni un suspiro ...
— Sigue! Sigue!