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mente la ciencia y la vida, que en él se veian conjuntamente reunidos un corazon puro y un alma elevada; era el modelo mas acabado del filósofo y del hombre, y aun del militar y del político, pues no desdeñaba sus deberes de ciudadano; sino al contrario: se hallaba dispuesto siempre á todo sacrificio en áras de la República. Tales fueron las cualidades del hombre que inició en la Grecia durante la guerra civil del Peloponeso uno de los más fecundos renacimientos filosóficos, uno de los más poderosos movimientos del espíritu humano, comparable y semejante al que cuatro siglos despues originó la aparicion del cristianismo, y en la alborada de los tiempos modernos la semilla arrojada en el campo de la filosofía por Bacon y Descartes.

No es de nuestro propósito ni hacer la biografía del filósofo griego, ni desenvolver con proligidad en qué consistió la doctrina, ó por mejor decir, el Método Socrático. Sino apuntar algunas consideraciones que sirvan de comentario al asunto que se trata en los interesantes Opúsculos que vamos á publicar.

Formada la prosa ateniense en el periodo de la guerra peloponésica, se hizo la comun lengua de la Grecia y, mediante aquel hermoso idioma, pudo tambien madurar un profundo sentido comun, culto y científico, reinado de ilustracion y de cultura conservado por Aténas sobre Esparta, su implacable rival política, y más tarde sobre el imperio macedónico y los romanos por cuyo medio ha trascendido largamente hasta nuestros tiempos.

Era Aténas una ciudad tan principal y celebrada por la preponderancia de su comercio y de su marina, por la grandeza de sus edificios y la pompa de sus festividades, no ménos que por la fama de sus artistas y poetas, de sus filósofos y políticos, que á ella acudian de todos los extremos