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santa cruz, patagonia y las islas falkland

mas que una vez a la semana, y sin embargo parecían en buen estado de salud [1]. Los labriegos de Chile afirman que el cóndor puede vivir sin comer y conservar su vigor entre cinco o seis semanas; no respondo de la verdad de ello; pero sin duda es una experiencia cruel que ha debido de hacerse.

Cuando hay en el campo algún animal muerto, es bien sabido que los cóndores, así como otros buitres que comen carroña, no tardan en advertirlo, y se reúnen de un modo inexplicable en el sitio donde está el cadáver. Conviene tener presente que en la mayoría de los casos esas aves descubren su presa y dejan limpio el esqueleto antes que la carne presente el menor grado de descomposición. Recordando las experiencias de Mr. Audubon sobre el escaso olfato de las rapaces que viven de carne muerta, ensayé en el jardín de referencia el siguiente experimento: los cóndores estaban atados, cada uno con su cuerda, en una larga fila, al pie de una pared; y habiendo envuelto una pieza de carne en un papel blanco, paseé, yendo y viniendo con el envoltorio en la mano, a la distancia de unos tres metros de las aves mencionadas, y éstas no dieron señales de advertir la proximidad de la carne. Entonces la arrojé al suelo, a un metro de donde estaba un macho viejo; miró el bulto con atención por un momento, y después volvió la cabeza sin hacer más caso. Con un palo empujé el papel con la carne, acercándola más y más, hasta que al fin el ave la tocó con el pico, y al punto desgarró con furia el paquete, mientras sus compañeras luchaban por desatarse y sacudían las alas. En las mismas circunstancias hubiera sido imposible engañar


  1. Una de las cosas que noté es que algunas horas antes de morir un cóndor todos los piojos de que estaba plagado salieron a las plumas de afuera. Me aseguraron que siempre sucede lo mismo.