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rieron á ella, unos reventaron en los convites, otros se hicieron pedazos precipitados y otros murieron ahogados: asi se lo aseguraron los mismos indios á un Religioso de los que en los tiempos posteriores entraron á estas reducciones.

En muchos años no volvieron á ver en sus tierras los indios de la Tologalpa ministros evangélicos que les anunciasen y predicasen la ley de Jesucristo: justo castigo del mal trato que dieron á los que se les concedieron; porque aunque muchos Religiosos quisieron continuar estas reducciones, á unos no tuvieron los Prelados por conveniente darles licencia para ello; otros como el R. P. Fr. Antonio de Andrada, habiéndose embarcado en el puerto de Trujillo con designio de venir por mar á las tierras de estos infieles, fué llevado por los vientos cerca de Tahasco, lugar muy distante de dichos gentiles; y á otros Religiosos del Convento de Trujillo, que se embarcaron con el mismo intento, les fue imposible tomar tierra en las costas de la Taguzgalpa y Tologalpa.

Llegó por último el tiempo en que agradó al Eterno que se reasumiesen estas conquistas. El año de 1674 vinieron á Guatemala algunos indios de las naciones Pantasma y Paraka á pedirle al P. Fr. Fernando de Espino fuese á doctrinarlos y poblarlos: era á la sazón Provincial este Religioso y conferida la materia con el Señor Presidente, cerciorados de que estas eran otras naciones distintas de las que estaban catequizando el P. Ovalle y sus compañeros; se resolvió fuese nuevo operario á estas reducciones. Ofreciéronse varios Religiosos; pero entre todos fué electo el P. Fr. Pedro Lagares, Religioso, aunque joven, muy virtuoso y docto. Partió prontamente para la colonia de su apostolado este zeloso misionero y habiendo llegado á la Nueva Segovia, con las licencias que llevaba y el permiso del Ordinario de León y mucho gusto de los ciudadanos, en casa que dio el Capitán Don Luis de Cervellon, fundó un hospicio para que los Religiosos de esta provincia tuviesen donde hacer escala para entrar á la montaña. En dicho hospicio estableció Tercera Orden de penitencia y Escuela de Cristo, á que asistía toda la ciudad. Aplicóse este V. Reli-