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bajo distinta luz ó bajo distinta forma.
Las libertades políticas, la verdad de las instituciones, como la cultura social ó intelectual de un pueblo, no pueden ser la obra de un hombre, ni de un partido, ni de un momento, sino el resultado, más ó menos lejano, de una lenta educación nacional. Predicad con el ejemplo, cumpliendo siempre vuestros deberes de ciudadanos, pues es demasiado fácil, para ser fecunda, la simple declamación sobre las libertades y derechos públicos.
Si conseguís difundir estosprincipios y radicar estos hábitos, no dudéis de que el día en que celebremos nuestro centenario político, podremos también presentar