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Segundo Huarpe

—Es que Vds. no ven!...

En ese instante Doña Ramona miró el crucifijo y parecióle que el clavo que atravesaba los pies estaba como flojo... y hasta notó cierto desaliño en la barbilla de la imagen:

—Que me descompongo!... exclamó la santa señora.

Tomáronla las criadas y se dirigieron con ella, paso a paso, a las otras habitaciones. Cuando cruzaban por uno de los ángulos del enorme patio, dijo a grito herido la Carmencita:

—El tiene la culpa!... él...

—Quién?, preguntó su madre.

—Mi padre...!

—Qué padre? — dijo Doña Ramona si tú no tienes padre...

—Que no tengo padre?... Si él me dijo que sacara de la "piña del Señor" para emborracharse...