Página:Cuentos cortos por Segundo Huarpe (1922).pdf/88

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
84
Segundo Huarpe

pequeñas equimosis en una mano indicó la conveniencia de una autopsia.

Cuando la desdichada Mariquita se enteró de lo que se iba hacer al tendero sintió como un desvanecimiento. "Las equimosis...? pensó —; no se las habría hecho ella al apretar con desesperación la mano de Ramírez, para infundirle vida, aliento?... el tenía un anillo... No habría sido el anillo el instrumento contundente...?"

Mariquita se echó a la calle. Quería ver las equimosis. Nadie acompañaba el cadáver en ese instante. Aproximóse temblorosa a él, vió las dos manchitas moradas. Era lo que ella había pensado... era el anillo, era ella. Rápidamente llevó un dedo a la boca, lo untó con cristalina saliva, se lo pasó suavemente por la mejilla, como quién acaricia un pétalo rosado y lo paseó con timidez por las cárdenas manchitas. Y echó a correr.

Avisaron los sirvientes al médico que las equimosis habían desaparecido. Acudió el práctico, examinó otra vez el cadáver, y escribió: "Certifico que el comerciante Ramírez ha muerto de síncope cardíaco... con maquillage".