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Cuentos de Grimm.

se levantó dando gritos, pues la aguja se le habia clavado hasta mas de la mitad; y no era en la cara. Este último acontecimiento acabó de exasperarle; sus sospechas reca yeron en el acto en los viajeros que habia recibido la noche anterior; y en efecto, cuando fué á ver lo que se hacian, habian desaparecido. Entonces juró no volver á recibir en su casa á ninguno de esos huéspedes importunos que hacen mucho gasto, no pagan, y no contentos aun, suelen jugar alguna mala pasada.

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