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siguió á su amigo Piritoo hasta los infiernos. Teseo eternizó su nombre por su heróicas hazañas; pero obscureció el esplendor de ellas con vergonzosas flaquezas: robó sucesivamente á Helena, á Fedra y á la desgraciada Ariana, á quien tuvo la crueldad de abandonar en una isla desierta. Perdió su libertad en un viage que hizo al Epiro, con el objeto de robar la hija del rey de los Molosos quien le puso en la cárcel. Despojado de su trono por Menesteo durante su ausencia, se retiró á Esciros donde el rey Nicomedes le hizo precipitar desde la cumbre de un peñasco. Teseo fué divinizado despues de su muerte, y los Atenienses le levantaron altares.
