Página:DAlmeida Ciudad del Vicio.djvu/197

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida

LEACIUDAD DEL VvV/CIO

sin sacramentos... Adiós (dijo posando sobre mí sus ojos suplicantes); no me desprecie, no me quiera mal, en el fondo todos somos unos miserables, pero me entra un frenesí por ella aún ahora, aúx hoy, que he de sentirlo toda mi vida... Es una ceguera, es un castigo, es un destino; de noche me levanto como loco, véola en todas partes, donde quiera que vaya, y por más que hago por olvidarla...

Hizo saltar la tapa del cofre hispano-árabe, de concha y oro, donde estaba una fotografía de esmal- te indestructible... Y en una especie de alucinación jadeante, de furia nerviosa, quedó mirando deteni- damente el retrato, e »mo si le viese brotar del me- dallón, y poco a poco fuese abultándose, tornándose palpable... Hablábale con palabras dulces como a un niño, y en voz baja, cubriendo la figura de besos, los ojos llameando de amor...

—¡Qué lindal ¡Parece una santal... Y en un lloro aflictivo, tartamudeando:—Podías venir, ya ves... yO no tenía valor para despacharte... ¡Y así, nunca más, nunca más...

Entonces, instintivamente, conmovido por aquel frenético amor de septuagenario, que le absorbía, tan grotesco de aspecto, tan vil de expansión, me acer- qué al cofre para ver... ¡Pobre viejo, puesto en ludi- brio, tan bueno de modales, con delicadezas e ins- tinto, rompiendo a trechos en la ruda corteza exte- rior!... pensaba yo... Y en esto dí un salto inespérado, reconociendo en el retrato a la anónima condesa de la sombrilla japonesa, éxito de la playa enla estación que transcurría, anhelo de toda esa mocedad roída y

— 197 —