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Página:Darío - Eleven Poems.djvu/60

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y de nuestra carne ligera
imaginar siempre un Edén,
sin pensar que la Primavera
y la carne acaban también….

Juventud, divino tesoro,
ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro,
y a veces lloro sin querer….

Y las demás! en tantos climas,
en tantas tierras, siempre son,
si no pretextos de mis rimas,
fantasmas de mi corazón.

En vano busqué a la princesa
que estaba triste de esperar.
La vida es dura. Amarga y pesa.
Ya no hay princesa que cantar!

Más a pesar del tiempo terco,
mi sed de amor no tiene fin:
con el cabello gris me acerco
a los rosales del jardín….

Juventud, divino tesoro,
ya te vas para no volver….
Cuando quiero llorar, no lloro,
y a veces lloro sin querer….

Más es mía el Alba de oro!