Dick. Verdad es que aunque mi tia le nombró mi tutor, juntamente con ella, poco á poco trocáronse los papeles : me consultaba gustoso y seguia mis consejos, convencido de que un sobrino de tan maravillosa tia no podia ser un ser ordinario.
![](http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/thumb/1/1f/David_Copperfield_o_El_sobrino_de_mi_t%C3%ADa_%281871%29_%28page_133_crop%29.jpg/440px-David_Copperfield_o_El_sobrino_de_mi_t%C3%ADa_%281871%29_%28page_133_crop%29.jpg)
Un jueves por la mañana, en el momento en que acababa de acompañar á Mr. Dick á la diligencia, halléme con Uriah en la calle. Recordóme que le habia prometido ir á tomar el té con él y su madre. « Pero, añadió el jóven, no espero, no creo, Mr. Copperfield, que cumplireis vuestra palabra... ¡nuestra posicion es tan humilde! »
No sabia á punto fijo si queria ú odiaba á Uriah; sentia que se me creyese orgulloso, y así me comprometí para aquella misma noche, con tal de que consintiese Mr. Wickfield, cosa que no ponia en duda.
Así, al ver que Uriah se marchaba del despacho á las seis, un poco antes de la hora acostumbrada, le participé que estaba presto á acompañarle á su casa.
— Mi madre recibirá en ello gran merced, me dijo por el camino.
— ¿Habeis estudiado mucho derecho en este tiempo último?
— ¡Ah! Mr. Copperfield, me respondió, el tal Tidd es un autor demasiado intrincado para mí, que no sé latin.
— ¿Quereis aprenderlo? le pregunté con cierta insistencia. Os lo enseñaré, si gustais, y al mismo tiempo me servirá de repaso.
— ¡Oh! mil gracias, dijo Uriah meneando la cabeza, nunca me atreveré á abusar de tan generoso ofrecimiento. El latin no conviene á un hombre de mi humilde condicion. ¡No, no! es preciso que las personas como yo no tengan ambicion. No