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DON DIEGO DE PEÑALOSA

malogró por el poco fomento (no debía de haber llegado la hora). Y hallándome actualmente Custodio, viendo que por tres veces habían venido dichos infieles con la embajada, tomé resolución en la materia, y acompañado de dos religiosos, nos fuimos caminando á pié y descalzos en compañía de dichos infieles sin escolta de españoles, hasta llegará la Junta de los Eíos (que dista 100 leguas), á donde nos tenían dichos infieles fabricadas dos ermitas aseadas y decentes y una casa para que viviesen los ministros; y viendo esta docilidad y fervor que tenían de ser cristianos, empezamos desde luego á baptizar los párvulos, por ofrecerlos sus padres con singular amor á nuestra Santa Ley. Nueve naciones son las que en este puesto asisten, todas pobladas : siembran maíz y trigo, calabaza, frixol, tabaco, sandías y melones ; estas salen á trabajar al Parral por tiempos. Y dejando sólo un religioso en la administración de estas naciones, pasé en compañía de otro al llamado de otras muchas, cuyos correos tenían prevenidos en dicha Junta de los Eíos para que fuesen á dar la noticia de nuestra llegada. Y aunque conocía, Señor, que no era posible darles el pasto espiritual por la mucha inopia de misioneros con que me hallaba, pasé sólo por no disgustarlos y atraerlos á nuestra amistad, como lo hice, pues, penetrando y demarcando sus tierras, así por parte de Norte como de Oriente, estuve en otras sesenta y seis naciones, todas dóciles y afectas al español, pidiendo el agua del baptismo y juntamente el que las poblásemos á donde nos pareciera conveniente. No tomé resolución por la causa referida; mas porque quedaran asegurados con nuestra amistad, se hizo pacto con ellas de volver dentro de un año á sus tierras y llevar religiosos para que les administrasen, y con esta maña nos dejaron salir, habiendo estado en sus tierras seis meses sustentados por dichos infieles sólo con los frutos de la tierra, por ser toda ella tan abundante de ganados de Síbola que es el ganado que el Capitán Martín de Echagaray dice criar lana, como ovejas, árboles frutales de nueces, parras, sepas, moras, ciruelas, piñón, en abundancia todo; pavos, codornices, perdices, venados, como reses vacunas; también es en abundancia bellotas en extremo grandes y otros géneros de frutas silvestres. Lo que ofrecen sus cerros de minerales es mucho; la abundancia de ríos grande, todos con diversidad de peces y abundantes de nácar, de los cuales años pasados se sacaron muchas perlas, y el no hacerlo en la ocasión fué porque no entendiesen dichos infieles nos arrastraba la codicia, procurando sólo por entonces el darles á conocer el verdadero Dios y asegurarlos en nuestra amistad para lo de adelante. Y fuera de estas naciones tuvimos embajadores de los Texas, reino poderoso adonde catequizó la Ma-