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MEMORIAS DE LA REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA

dios más convenientes para conseguir la reducción de tanta máquina de almas y útiles temporales, que tanto promete la abundancia de aquellas tierras, como quien las vido, anduvo y demarcó las más parte de ellas. Y todo esto, Señor, lo puedo conseguir con mucha facilidad, pues en nombre de la Real y Católica Majestad, tomé posesión de todas esas tierras, dándole á S. M. multitud de vasallos, pues setenta y cinco naciones les hice dar la obediencia, atrayéndolas todas á mi amistad, como consta jurídicamente del itinerario que hice en dicho viaje, asistiendo siete meses en guardia de tres religiosos sacerdotes de San Francisco que entraron á pié y descalzos á aquellas conversiones, ayudándoles personalmente á hacer las iglesias, como lo jurarán, si necesario fuese, pues dos se hallan hoy en esta ciudad, dándoles el ejemplo que pedía la materia, tan del agrado de Dios Nuestro Señor. Y teniendo ya granjeadas y adelantadas estas acciones con dichas naciones amigas, es muy fácil el penetrar todas aquellas tierras tan abundantes, y desentrañar su riqueza, pues de todo me obligo á remitir los frutos á esta Real Audiencia, y se verá puesto por ejecución lo que tanto S. M. desea, pues esta es su Real voluntad, no siguiéndole costo á su Real hacienda, pues se promete mucho ahorro en lo de adelante, y otro nuevo mundo en aquellas partes; y esto, Señor, se puede conseguir siendo V. Ex.ª servido de mandar se me den doscientos hombres aunque sean de las cárceles, armados, y sustentados hasta llegar al río que llaman de las Nueces, que habrá de esta ciudad menos de 400 leguas, que puestos en dicho sitio no gastará S. M. un real después del sustento, pues de los mesmos frutos de la tierra se pueden mantener, no sólo doscientos hombres, sino doscientos mil, por la abundancia tan grande en esas tierras de ganados de síbola, venados en extremo grandes, gallinas de la tierra, godornices y perdices, árboles frutales, muchísimos de nueces, bellotas en extremo grandes, moras, siruelas, piñón, dátiles, y otros géneros de frutas silvestres. Los ríos abundantes de peces y llenos de nácar; y todo esto, Señor, acabo de ver el año de 84. Y si faltase á esta verdad, mándeme V. Ex.ª cortar la cabeza por mal vasallo; pues fuera de estas conveniencias tenemos el recurso inmediato á las poblasones de los Texas, cuya nación siembra maíz, calabaza y frixol, y esta experiencia el año de 84 la tuve, sustentándonos sólo con los frutos de la tierra los españoles que llevé de mi cargo, y multitud de indios que iban en mi compañía. Y fuera de esto, Señor, me obligo á hacer dos presidios bien fortificados en los parajes más convenientes, pues viéndome dichas naciones, todas se han de poblar, por tenerlo ya pedido así el año de 84, haciendo pacto con ellas de