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D. FRANCISCO FERNÁNDEZ DE LA CUEVA

Por este tiempo hallóse también en tres sitios de plazas ganadas, dos por ataques y una por asedio. Defendióla ribera del Sasso, y rechazó al príncipe de Orange, que empezaba á pasar por los esguazos del Selsat[1]; y en fin, por no ser molesto á los benévolos lectores, y por el ansia que tengo de llegar á lo de Rocroy, les remito, en comprobación délo dicho, y para el conocimiento de otros actos de menor importancia, relativos al duque de Alburquerque, al «Diario de lo que hizo D. Francisco de Meló desde que salió hasta ganarla Bassea[2]» donde puede vérselo que en aquella empresa trabajó, adquiriendo cada vez más reputación militar.

Y como quiera que algunos pudieran imaginarse que por su egregio nacimiento y elevada posición social escalaba más rápidamente que otros los altos puestos militares, él mismo sale á la defensa de esta gratuita suposición en su ya citada Representación al Rey, diciendo: «Ninguno de los puestos que he tenido me le ha granjeado la atención de lo que soy. A todos he subido tan por sus escalones, que para ser maestro de campo serví dos campañas con una pica. El puesto de general de la caballería de Milán tampoco se dio al duque de Alburquerque, sino al maestro de campo más antiguo de todos los Tercios españoles. El cargo de general de la caballería de Flandes, me halló ya general de la de Milán[3]

En todos estos cargos se gobernó con la puntualidad, pericia y valor que le eran característicos; y en los riesgos y descomodidades propios de toda guerra, y mucho más de la de aquellos Estados, anduvo siempre tan igual con los más pobres soldados, que aun se llegó á murmurar por afectación. Estando con tercianas no se quiso dispensar el entrar de guardia á las trincheras de la Bassée, y dentro de ellas pasó más de dos veces la calentura.

Con estas empresas militares, con el alejamiento de sus Estados y posesiones, con el deseo de alcanzar la mejor asistencia y brillantez de su tercio, y con las comisiones que Meló, su capitán general, le confiaba, no es maravilla que su mayorazgo se enflaqueciera, y que escribiera más adelante su Representación al Rey pidiendo justa recompensa á sus reconocidos y multiplicados servicios.

  1. Rep. al Rey.
  2. Mem. hist. esp.—Tomo XVI, pág. 396.
  3. En efecto, el ascenso inmediato al cargo de general de la caballería del Estado de Milán, era á general de la misma arma on los Estados de Flandes; asi había ascendido antes D. Alonso de Idiáquez, y asi ascendió después el marqués Caracena.
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