Con el resto del ejército que se salvó de la derrota de Rocroy, y con
otras divisiones que no habían tomado parte en esta batalla, hizo luego
Melo una admirable campaña defensiva contra los dos ejércitos francés
y holandés que le embistieron [1] . El fruto de la victoria de Rocroy se redujo para los coligados enemigos á la toma de la plaza de Thionville en aquel año. Todo lo que por de pronto pareció que se había perdido fué el prestigio y reputación de Melo - ; por más que allí loque principalmente
Interesante bajo este concepto me parece el siguiente párrafo en cifra de una carta que, origiual é inédita, tengo á la vista, escrita á D. Luis Méndez de Haro por el conde de Siruela, á la sazón gobernador y capitán general do Milán, y embajador que habla sido antes en Génova y Roma por el Rey de España.
"Aunque allá habrán llegado las nuevas ciertas del suceso de Flandes, os envió esa lle- lacióii que yo he tenido: verdad es ([ue me pan>ce algo apasionada ciintr.i Meló, á quien longo grandísima lástima por haber experimentado con cuáu poca culpa propia padecen mnclio en los malos sucesos los ((ue tienen las armas á su cario ■. Pero bien me parece que sobre la gana que algunos le tendrán, bastará pira descomponer. Vo os condeso, señor niio, que en ésta he aprendido mucho á conli.ir de Dios, pues veo tan trocadas las cosas de su fortuna, y de la que yo he tenido, ((uo el dia de lioy no me trocara en ninguna manera por el estado cu ([ue se b illa, pues con todas sus victorias y mis pérdidas pasadas, consi- derado todo, importa menos haber perdido tres ó quatro plazas do nonada en el Piainonle, doxando libre el Estado propio y con exército para dcfeuderle, que quedar Flandes sin las tropas veteranas de españoles ([ue le hablan de defender de amigos y enemigos; y demos gracias á Dios de que en el mismo tiempo murió el lley de Francia, con que se puede es- perar (|ue el mal no llegue á todo lo ((uc pudiera; p("ro á lee (|ue si eslo no sucediera que no inq)orlara menos la ■ ' (|ue el perderse para siempre los Estados de Flandes; pero se habrá visto á lo menos que quien tiene provincia propia qne defender ha de hacer quenta de perderla dedo á dedo, y no aventurarla toda en un dia, pues en muchos que son me- nester para perder un Estado poco á poco, pueden suceder los accidentes con que nuestro Señor ha sido servido de asegurar á S. M. este y los demás Est idos de sn monar(|uía. > si la muerte del Rey de Francia cayera sobre haberse perdido este Estado, como ipiiza hubiera sucedido si yo me gobernara como muchos echaban menos, cu verdad ((ue la muerte del ■ I.o iiuc siti'ie estii en cifra en el orieiual.
" Hay un claro, como de una palabr.v. Djbo al parecof aobrentjndcr.ío la "périliilu» ú la "batalla-p
- ↑ El Sr. Cánovas del Castillo: De la supremacía, etc.
20