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MEMORIAS DE LA REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA

Por último, le mandó «con cuarenta compañías de caballos _y tres re- gimientos de infantería y cinco piezas de artillería convoyar y remitir la gente en las villas de Burmonde, Geldres, Venloo y Estevenment, el cnal volvió por la campiña, marchando por Fourliante, y dejando allí algo refrescar su caballería hasta meterse en las guarniciones i.->

Concluida la campaña de 1G43, y acuarteladas las tropas en los alo- jamientos de invierno, recibió orden el duque de Alburquerque de pa- sar á la corte de España para representar á S. M. el estado de aquellas provincias. Pero antes de su viaje le ocurrió en Bruselas otro lance caba- lleresco, tan característico de aquellos tiempos como del ;ínimo esforzado y antifrancés de nuestro personaje. Me refiero al desafío de éste con Car- los de Lorena, duque de Elboeuf, cuñado del Rey de Francia, por estar casado con hermana suya natural. El motivo fué que la célebre duquesa Mad. de Ghevreuse, residente á la sazón en Bruselas, yendo un día en su carroza se encontró con la de la mujer de D. Pedro Girón, y sobre quién había de ceder el paso hubo competencia entre los dos cocheros. Adelantóse el de la Girón, logrando que el otro se arrimase á un lado. «Fué esto en ocasión que pasaba por allí cerca su pariente el de Elboeuf, el cual, como caballero galante, tomó su demanda y esperó al día si- guiente junto á las puertas de las casas de la Girón para hacerla un des- aire. Ella, que lo supo, se valió del favor del de Allnirquerque, el cual fué allá acompañado de sus criados é hizo cortar la cara á un escudero de la Ghrevcuse, resultando algunos heridos más de una y otra parte. Los duques se desafiaron y salieron al campo, pero el que esta noticia escribió, no dice quién fué el vencido - .» No debió serlo el de Albur- querque, porque á los pocos días emprendió su viaje á Madrid, saliendo de Bruselas el 2 de Diciembre <^<accmpañúndole toda la corte en coches hasta la salida 3 ,» testimonio inequívoco de las generales simpatías y vivo afecto que logró inspirar en aquel país.

Llegó á España por la posta on catorce días y consagróse por algún tiempo al arreglo de su hacienda, que no poco lo había menester. Trató después de hacer valer sus servicios, y pretendió el importante cargo de virrey de Nueva España, pero ni su edad, ni su experiencia política, ha- bían llegado todavía á la madurez necesaria para tan delicado y difícil puesto; así es que el Roy dilató para más adelante el conferirle esta alta

Viucart.

Mem. hist. esp., tomo XVI, pág. I i-.

Mem. hist. esp., tomo XVII, áii. MG.

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