Página:Don Segundo Sombra (1927).pdf/158

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
— 156 —

XIII.

Después de dos días de marcha, sin peripecias, llegamos al pueblo de Navarro, un domingo por la mañana.

Tomando una calle poblada, pasamos por la plaza frente a la iglesia petiza, y nos bajamos en un almacén a hacer la mañana.

Por ser día festivo, había gente a porrillo y un antiguo amigo de mi padrino se acercó a saludarlo, con muchos agasajos y recuerdos.

Nunca me gustaron amontonamientos y menos cuando el alcohol menudea, de suerte que me apreté la barriga contra el mostrador, a fin de ocupar poco sitio, y espié lo que sucedía en torno sin entreverarme.

Oí que el desconocido amigo de Don Segundo le hablaba de riñas de gallos, instándolo a que fuera esa tarde testigo de una casi segura victoria suya sobre un forastero del Tandil.

Una hora pasó para mí sin diversión, viendo