Página:Don Segundo Sombra (1927).pdf/232

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
— 230 —

Puse una el cuchillo. Creí que me iba a caerrodilla en tierra. Sin embargo, tenía que concluir.

—Esta carta te manda el bayo le dije al toro, y le sumí el cuchillo en la holla, hasta la mano.

El chorro caliente me bañó el brazo y las verijas.

El toro hizo su último esfuerzo por enderezarse.

Me caí sobre él. Mi cabeza, como la de un chico, fué a recostarse en su paleta. Y antes de perder totalmente el conocimiento, sentí que los dos quedábamos inmó en un gran silencio de campo y cielo.

-