Página:Duayen Stella.djvu/128

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os STELLA. sl tono de desdeñosa autoridad que da el >nocimiento profundo de alguna cosa.

Alejandra se acercaba del brazo de su com- patriota. A pasar, Máximo le dijo desde su ón — Buenas noches, señorita Alex. Aquí ie 'ene usted afanado en contener este torrente le admiración que amenaza ahogarla.

Sonriéndole sin responderle, continuó avan- zando por entre la concurrencia, con la dol- zura y el aire tranquilo de la gente inteli- gente acostumbrada al raundo y 4 la buena <ompañía.

—Cómo es eso? Nos marea el incienso sta enmadecernos? No sabemos ya con- ¿star al saludo de los viejos amigos? =Sí, cuando los viejos amigos se ponen de ie para saludarnos, le contestó,

Vivamente, se levantó, en medio de las ri- sas de los otros.

_— Tiene usted razón Alex; perdón. An mal criados en mi tierra

Ella le extendió la mano.

—Con todos los derechos de parentesco, jrtiero repetirle lo que sedecía de usted prima, 3ijole Alberto, Sela comparaba á las divinas cristaras delas leyendas que cuenta usted á s hijos. Alguien la llamó el hada enlutada. —Y por qué no más bien 4 alguna de las sodestas heroínas de los cuentos que ellos refieren?... «Piel de Asno», por ejemplo, re: pondió con toda su gracia.






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