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Farmacopea popular.

Las prácticas curativas, de base incuestionablemente folklórica, están fundadas, en general, en recetarios empíricos obtenidos por el conocimiento secular de la botánica regional, pero en su mayoría y desentendiéndose del sentido clínico de la enfermedad, adquieren el carácter de panaceas o medicinas preservativas para contrarrestar un poder maléfico que ha actuado sobre la víctima o el paciente. Son fórmulas mágicas y exorcismos que muchas veces llegan a desbaratar, anular o mitigar los bienhechores efectos de los medios naturales dictados por una atávica experiencia y privan a esta utilísima rama del saber popular del prestigio que debía conservar. Las "meicas" y los "curanderos" gozan entre los aldeanos y campesinos de una nombradía mayor que la de los verdaderos profesionales; y, nadie niega, los numerosos aciertos de su experiencia y versación en las virtudes terapéuticas de las plantas. El configurado modelo y la ubicación geográfica del suelo chileno, con una longitud de mas de 30 grados que consulta todos los climas y recorre todos los aspectos que separan el gran océano de las magnas cordilleras, permite seleccionar unas trescientas especies típicas de plantas medicinales de gran eficiencia, muchas de las cuales reproducen exactamente las virtudes de yerbas o árboles extranjeros. Algunas, como el algarrobo, el boldo y el quillay ya han adquirido nombradía internacional; otras, de aceptación universal como la patata (papa) y la frutilla son originarias del país y las hay extranjeras tan aclimatadas como el eucaliptus, el toronjil, la albahaca y la menta. En sahumerios, sinapismos o cataplasmas, hojas aplicadas, parches, pomadas, ungüentos, o en cocimientos o infusiones adquieren las mas diversas aplicaciones e integran un herbolario privilegiado.

Derivando hacia la magia se pretenden curar ciertos males inexplicables y complejos como los "pasmos", las "picadas", las "úlceras", los "males de orina", los "engendros", las "chupaduras" y en especial los trances enigmáticos de aquellos infortunados que les "ha dao el aire" (desmayo), que están "en arrebato" (con fiebre) o les "ha agarrao el costao" (tuberculosis); y, con mayor demanda los que se quejan de la difundida quejumbre de la "puntada" (punzada o dolor de costado) anunciadora de mayores complicaciones. La nómina de las enfermedades