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CONCLUSION.
Llevaban á poco rato
Las aguas de la quebrada
En su corriente plateada,
Muertas una y otra flor.
Y tambien, á lo que dicen,
Dos blanquecinas figuras
Cruzaron por las alturas,
De blanca Luna al fulgor.
Juan salió de su prision,
Por mil empeños salvado;
Y al verse solo у aislado
De Borinquen se alejó.
Mas el raptor de la niña
(Castigo á fé merecido)
Encadenado y herido
En la cárcel sucumbió.
Santiago Vidarte.