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Favor que dispensa el cielo.
Y nuestra alma halla consuelo
Cuando puede así llorar.

Madre tierna y diligente,
Mira á tu lado una esposa,
Que procura cariñosa
Tus pesares aliviar;
Pues con tu pena impaciente
Te rodea con sus brazos,
Cual de amor los dulces lazos
Si así pudiera estrechar.

Allí junto están tus hijos:
Con amor, padre, te miran,
Y á la par que tú suspiran
Y te quieren consolar.
De sus cuidados prolijos
Recibe el tributo tierno,
Que si tu amor es eterno,
Eterno el suyo será.

Presuroso me adelanto
Sus cariños á ofrecerte,
Que mitiguen de la suerte
El constante frenesí;
Y entono trémulo canto
En las cuerdas de una lira