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Biblioteca del Congreso Nacional de Chile — 102

Otras reformas

Entre las otras materias en las que el Congreso de 1811 legisló,están la creación del Tribunal Supremo Judiciario para los recursosde segunda suplicación y de injusticia notoria, que tradicionalmente eran tramitados en España ante el Consejo de Indias; medidas para aumentar las rentas públicas (término de exenciones de impuestos, nuevos gravámenes, reducción de gastos, autorización temporal del cultivo del tabaco, etc.); asunción del patronato en asuntos eclesiásticos (suspensión del apoyo económico enviado a Lima al tribunal de la Inquisición, supresión de los derechos parroquiales).


La revolución del 15 de noviembre de 1811. El Diputado Bernardo O’Higgins, vocal de la Junta

En la sesión del 6 de noviembre de 1811, el Diputado Bernardo O’Higgins presentó una solicitud para que se le permitiera ausentarse temporalmente de Santiago a causa de su mal estado de salud.


“Después de un furioso reumatismo que me ha tenido postrado en cama más de dos meses y medio, —decía— como es notorio a V.A . me hallo convaleciente; y aun en este estado de languidez me he esforzado a la asistencia del Cong reso. Conozco que mi naturaleza, que no ha tomado su nativo vigor ni los auxilios de restituirlo cada día más se debilita, con las tareas de obligación; y, bajo ese concepto, me han aconsejado los físicos que me es de absoluta necesidad salga a tomar aires puros, y que me distraiga de asuntos de meditación [...]” [1].


A pesar de habérsele concedido el permiso, Bernardo no pudo hacer uso de él. Los rumores que circulaban en la ciudad sobre un entendimiento entre los Carrera y los sarracenos mostraron su verdad el 15 de noviembre de 1811. La necesidad de contar con recursos financieros para gratificar a la tropa que participaría en el golpe, que efectivamente preparaban contra las autoridades políticas, había llevado a los her manos a buscar el apoyo de los realistas. Con ese fin, se les había hecho creer que si la conspiración era exitosa pondrían a su padre, Ignacio Carrera, provisoriamente a la cabeza del gobierno, mientras no lo hacía en for ma definitiva el general Gaspar Vigodet, nombrado por la Regencia.

A las siete de la mañana del día fijado, Juan José Carrera, apoyado por granaderos y artilleros, se presentaba ante el Congreso para decirle a su Presidente, Joaquín Larraín, que la asamblea debía permanecer en su sala consistorial expresando así públicamente su aprobación a “la voluntad de los pueblos” y, luego, a la Junta Ejecutiva acompañando una providencia dictada “por el mismo pueblo”, para que fuera hecha pública llegando a ser conocida por todo el vecindario [2].

  1. Ibíd., Tomo I, p. 168.
  2. Barros Arana, op. cit, Tomo IX, pp. 18 -19.