Página:El Tratado de la Pintura.djvu/293

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este edificio. Empezando, pues, por la fachada, hay en ella un bellísimo embasamento de mármol de Istria, el cual corre rodeando toda la fábrica, y por coronación tiene un hermoso adorno de follages con las armas de los Pandolfos, agrupado todo con excelente invención. Sobre este embasamento se elevan cuatro columnas istriadas ó medias cañas de orden compuesto. Los tres intersticios los ocupan tres nichos, siendo mayor el de en medio, que es la puerta, y se interna un poco con adornos de follages muy buenos. Sigue después el arquitrabe, friso y cornisa, sobre la cual habia dos pilastras, y un nicho en medio correspondiente á la puerta, todo del mismo orden, lo cual, si se hubiera hecho, serviria para dar luz á la nave de enmedio, y para colocar la estatua del Señor de Rímino. A un lado del Templo se ven siete arcos con noble y grandiosa invención, y debajo de ellos otros tantos sepulcros de los Señores ilustres de Rímino. La parte inferior del edificio no es en nada inferior á la de afuera, ni en la grandiosidad del diseño, ni en el primor de los ornatos, los que, aunque participan algo del gusto Gótico, considerando la dureza de aquel siglo, merecen siempre alabanza. Los mármoles de diversas especies se emplearon con profusión tanto en lo interior, como en lo exterior de este Templo; y se lee en la vida de Segismundo que pasando con su gente por junto á Rabena, despojó las antiquísimas Iglesias de S. Severo y de Clasi de todas las alhajas y demás particularidades preciosas que habia en ellas, para llevar á Rímino todo lo que le parecía á propósito para perfeccionar y enriquecer la obra que hacia, con tal exceso, que Pio II vituperó mucho su