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LA MEDIOCRIDAD MORAL

I. EL HOMBRE HONESTO.—II. LA MORAL DE TARTUFO.—III. LOS
TRÁNSFUGAS DE LA HONESTIDAD.—IV. LOS SENDEROS DE LA VIRTUD:
EL CORAZÓN Y EL CEREBRO.—V. LA SANTIDAD.

I.—El hombre honesto.

La mediocridad moral es impotencia para la virtud y cobardía para el vicio. Si hay mentes que parecen maniquíes articulados con rutinas, abundan corazones semejantes á mongolfieras infladas de prejuicios. La honestidad del hombre mediocre equidista del bien y del mal; niega al segundo sin afirmar al primero. Puede aborrecer el crimen sin admirar la santidad: incapaz de iniciativa para entrambos. La garra del pasado ásele del corazón, estrujándole en germen todo gesto libertario. Sus prejuicios son los documentos arqueológicos de la psicología social: residuos de virtudes crepusculares, supervivencias de morales extinguidas.