Página:El hombre mediocre (1913).pdf/309

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
307
El hombre mediocre

si obrara por predestinación ó por fatalidad?

Tenía que ser un genio argentino, porque ningún otro punto de la superficie terrestre contiene una fauna fósil comparable á la nuestra; tenía que ser en nuestro siglo, porque otrora le habría faltado el asidero de las doctrinas darwinistas que le sirven de fundamento; no podía ser antes de ahora, porque el clima intelectual del país no fué propicio á ello hasta que lo fecundó el apostolado de Sarmiento; y tenía que ser Ameghino, y ningún otro hombre de su tiempo. ¿Cuál otro reunía en tan alto grado su aptitud para la observación y el análisis, su capacidad para la síntesis y la hipótesis, su resistencia para el enorme esfuerzo prolongado durante tantos años, su desinterés por todas las mediocres vanidades que hacen del hombre un funcionario, pero matan al pensador?

Ninguna convergencia de rutinas detiene al genio en su oportunidad. Aunque son fuerzas todopoderosas, porque obran continua y sordamente, el genio las domina: antes ó después, pero en dominarlas radica la realización de su obra. Las resistencias, que desalientan al mediocre, son su estímulo: crece á la sombra de la envidia ajena. La mediocridad puede conspirar contra él, movilizando en su contra la detracción y el silencio. Sigue su camino, lucha, sin caer, sin extraviarse, dionisíacamente seguro. El genio no fracasa nunca. El que no ha creado no es genio, no llegó á serlo, fué una ilusión disipada. No quiere esto decir que viva del éxito, sino que su marcha hacia la gloria es fa