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230 — BIBLIOTECA DE LA RISA.

un amigo que le pintase un caballo revolcándose en el suelo.

Tomó su tabla y sus pinceles; principió su obra, la concluyó, la miro; cierto, habia pintado un caballo, pero galopando.

— Pauson, le dijo su amigo, precisamente te he dicho todo lo contrario; queria el caballo echado y lo has pintado corriendo.

— Pues mas hice de lo que me pedias, dijo Pauson, puesto que para darte gusto, lo he pintado de modo que está haciendo las dos cosas, revolcarse y correr.

— ¡Pero hombre! ¿cómo puede ser eso?

— Mira, ¿no está ahora corriendo?

—Sí.

— Pues bien, coloca la tabla boca abajo, y verás que se está revolcando.


La subordinación militar.

Cierto soldado que en una carga de caballería estaba al alcance de un enemigo y á punto de darle muerte, oyó tocar retirada, y parando su caballo, dejó libre y sano al que huía, y se volvió.

— Estando ya tan cerca, ¿por qué no lo mataste? le preguntó un camarada.

— Porque en la milicia es antes obedecer al general, que matar á un enemigo.


Abrir al que llama.

Un lacayo truhán y descarado subia por una escalera delante de su amo, caballero principal de la corte; y como en medio de ella se le cayese el zapato y necesitase bajarse para ponérselo, el caballero, que no podia subir, le dio un fuerte golpe en la conclusión de la espalda.

El truhán, que se sintió herido, soltó con estrépito una pluma de la cola y se puso en pié.