Página:En las Orillas del Sar.djvu/140

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida

¡De la verdad!... ¡Del asesino honrado
Que impasible nos mata y nos entierra!
......................................................................

¡Y yo quería morir! La sin entrañas,
Sin conmoverse, me mostrara el negro
Y oculto abismo que a mis pies abrieran.
Y helándome la sangre, fríamente,
De amor y de esperanza me dejara,
Con sólo un golpe, para siempre huérfana.

«¡La gloria es humo! El cielo está tan alto
Y tan bajos nosotros, que la tierra
Que nos ha dado volverá a absorbernos.
Afanarse y luchar, cuando es el hombre
Mortal ingrato y nula la victoria,
¿Por qué, ya que hay Dios, vence el infierno?»

Así del dolor víctima, el espíritu
Se rebelaba contra cielo y tierra...
Mientras mi pie inseguro caminaba;
Cuando de par en par vi abierto el templo,
De fieles despoblado, y donde apenas
Su resplandor las lámparas lanzaban.

IV

Majestad de los templos, mi aima femenina
Te siente, como siente las maternas dulzuras,