LA MUJER
ipotente concluirá en el punto mismo en que el consejo erróneo triunfe y os corone como una preciosa caricatura del bembre... ¿Qué otra eosa podéis desear, conveneidas como es- s de que las futuras generaciones del segundo siglo argen- lo que vosotras decidáis que sean? ¿No es por ven- tura jacomparable vuestra misión de formar el alma de la na- cionalidad argentina? ¿No tenéis acaso toda la influencia que vuestros talentos os permitan tener en nuestra política, dueñas como sois de la intimidad de sus gestores?
Es Sa, error r pesa que ocupáis una posición subalterna
pre va estos si usáis en los momentos opor- a necesaria para defender vuestra posición Y ya sabemos que las energías de la mujer, como lazos de aprisionan encantando.
Vuestra emotividad exquisita es fuerza unas veces y des- gracia en les otras; pero si disciplináis vuestra inteligencia
vuestro carácter, para sentir y querer cuando lo requieran estra Patria, o el bienestar de vuestros hogares, seréis doble- mente grandes: por el sentimiento y por la voluntad!
Ten Aris así, para gobernar el presente y el futuro, estas dulces cadenas, que valen más que el acero encadenado: inte- ligencia, belleza, gracia, sentimentalismo y carácter, y mientras estas calidades vivan en vosotras, los hogares argentinos serán templos de virtudes, de abnegación y de patriotismo!
y vuestra
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