Página:Encuesta feminista argentina.djvu/201

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida

ENCUESTA FEMINISTA ARGENTINA A A

en una palabra, se trata de dos entidades del derecho privado, que conciertan la mejor manera de administrar el caudal pro- pio de cada una de ellas y el caudal común que sirve para el mantenimiento del hogar.

Poco puede encontrarse en Francia, en esta materia. Es sa- bido que los escritores de la revolución francesa se inspiraron en las ideas de Juan Jacobo Rousseau. Este proclamó en el “Emilio” que la mujer es sólo un adorno que no tiene otra misión en la tierra que la de agradar al hombre, la de conso- larlo en sus aflicciones, la de ser siempre un objeto de placer o de recreo para él. En ese sentido, dice, debe encaminarse la educación de la mujer.

Parece increíble que los escritores de la revolución estén todos contestes en esta doctrina, sin apercibirse del papel im- portantísimo que en ese momento mismo desempeñaba María Teresa y Catalina de Rusia, olvidando además que desde los tiempos de Luis XIV las mujeres han ocupado en Francia un lugar prominente en la sociedad y en la política.

Es sabido el papel importantísimo que desempeñaron las mujeres en la revolución misma, como agentes y como vícti- mas. Pocas veces podrán presentarse figuras más salientes que las de madame Roland y Carlota Corday. María Antonieta misma fué el centro en donde se concentraron todos los furo- res revolucionarios, y no fué sino la más ilustre de muchas, de innumerables víctimas de su sexo.

Cuéntase que Napoleón I, encontrándose con la viuda del filósofo Condorcet, que era una activa republicana, le signifi- có en términos perentorios que le desagradaba que las muje- res se mezclaran en política. “Tiene usted mucha razón, gene- ral, contestó la dama, pero en un país donde se acostumbra a cortar la cabeza a las mujeres, es natural que ellas traten si- quiera de averiguar el por qué” (Risas).

Con estas ideas de Napoleón, fácil es comprender que no se haya dado mucha acción a la mujer en el código; ella es siem- pre una pupila, pero, esto no obstante, el régimen dotal está perfectamente reglamentado y sus bienes siempre garantidos por disposiciones de la ley. Por lo demás, las nuevas leyes que se vienen dictando de un tiempo a esta parte, y la jurispru- dencia de los tribunales, va aumentando cada día la órbita de la acción de la mujer.

En cuanto a los Estados Unidos, ellos tienen establecida dea-

— 193 —